La lectura de las horas en el reloj analógico no es fácil para todo el mundo.
Siempre me han gustado los relojes y para mi fue muy fácil aprenderlo, pero conozco gente a la que le resultó muy difícil.
Esta reflexión no la volví a hacer hasta que nació mi segundo hijo, Ángel (Angelote para todos).
Angelote tiene el Síndrome de Down y desde que nació todo aprendizaje requería un esfuerzo suplementario.
En 2008 Angelote iba a cumplir 12 años y el aprendizaje de cualquier materia, aparte del tiempo que necesitaba por sus propias dificultades, exigía material didáctico especial y adaptado, fue entonces cuando llegó la enseñanza de las horas y la lectura del reloj.
Por los métodos tradicionales, no había manera de leer el reloj y comprender el tiempo. Para él siempre eran las doce en punto, la profesora de audición y lenguaje del colegio, intentó explicárselo con claves visuales, colores y diferentes tamaños. Y nos sugirió hacer algo más específico y concreto.
Ese fue el inicio del reloj que llamamos «Angelote».
Hice un prototipo para ver si funcionaba.
Funcionó, lo pusimos en la cocina debajo de un reloj de pared y, en dos días, Angelote fue capaz de leer el reloj, pero además se le quedaba la imagen y empezó a leer otros relojes.
El primer reloj Angelote
La dificultad siempre estaba en el momento del salto en el que se pasa de una hora a la siguiente y en qué se leía primero, por eso son tan importantes las divisiones y las agujas.
Para confirmar la eficacia, le lleve otro prototipo al equipo de apoyo del colegio, y la PT (Profesora terapéutica) se quedó entusiasmada, inmediatamente se puso a trabajar con él. Además les llevé otro reloj a los profesionales del Centro de apoyo APANSA de Alcorcón, con resultados inmediatos.
Durante todo el tiempo transcurrido desde el año 2008, he seguido mejorando el diseño, haciéndolo más amigable, con números y letras más fácilmente legibles, he seguido haciendo prototipos para familiares y amigos y he ido viendo como los resultados han sido siempre los deseados.
Cuando Angelote, con 13 años, llegó al nuevo colegio el Virgen de Lourdes de Majadahonda, en el curso 2009/2010, en la primera reunión que tuvimos con su profesor, nos comentó que lo que más le había sorprendido de Ángel era que dentro de la clase era el único que sabía leer las horas del reloj y, como anécdota, atarse los zapatos (lo del reloj era cosa del invento, lo de los zapatos era cosa de insistencia). Le llevamos entonces otro reloj para usar en la clase, y al día siguiente todos los profesores del colegio preguntaban donde lo podían adquirir y por lo tanto les hemos ido facilitando nuevos relojes para casi todas las clases y en este último curso también para los talleres, con el mismo éxito inicial.
sois unos craf, un besote para los cuatro.
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